Aunque, durante mucho tiempo, el tabaco se ha relacionado con el estilo de vida rebelde y glamuroso promovido por las películas de Hollywood, lo cierto es que, detrás de este hábito, se esconden muchos efectos negativos para la salud, pudiendo incluso llegar a afectar a la salud reproductiva, la libido y la satisfacción sexual.
En las mujeres, fumar puede alterar la función ovárica y aumentar el riesgo de sufrir menopausia prematura. Además, puede debilitar los músculos del suelo pélvico y, durante el embarazo, está relacionado con complicaciones graves como abortos espontáneos y partos prematuros, lo que afecta a la salud del bebé.
¿Cuáles son los efectos del tabaco en la salud sexual femenina?
El tabaco puede reducir considerablemente el bienestar sexual, pudiendo llegar a afectar enormemente a nuestra capacidad de respuesta sexual.
- Excitación y lubricación: debido a la disminución del flujo sanguíneo y a los desequilibrios hormonales, fumar puede reducir la excitación sexual y la capacidad de lubricación vaginal.
- Menor placer sexual: las sustancias químicas del tabaco pueden afectar a los neurotransmisores involucrados en la transmisión de estímulos nerviosos, pudiendo reducir el nivel de placer durante las relaciones sexuales.
¿Cómo afecta el tabaco al suelo pélvico?
Uno de los aspectos menos conocidos del tabaco es su impacto negativo sobre el suelo pélvico. El suelo pélvico está formado por un grupo de músculos y tejidos que ayudan a sostener el útero, la vejiga y el intestino. Fumar puede debilitar los músculos del suelo pélvico, especialmente durante el embarazo y el parto.
1. Disminución de la oxigenación muscular: la nicotina y otros componentes tóxicos del tabaco reducen el riego sanguíneo y, en consecuencia, la oxigenación de los músculos del suelo pélvico. Debido a ello, también se reduce la capacidad de los músculos para repararse y mantenerse fuertes, provocando un debilitamiento general.
2. Aumento de la tos crónica: es habitual que las personas fumadoras sufran de tos crónica, ejerciendo una presión constante y repetitiva sobre el suelo pélvico que puede llegar a ser muy estresante y debilitar los músculos, aumentando el riesgo de sufrir prolapsos y pérdidas de orina.
3. Desequilibrios hormonales: el tabaco puede producir alteraciones hormonales, afectando especialmente a los estrógenos, que son fundamentales para mantener la salud de los tejidos del suelo pélvico, lo que también contribuye al debilitamiento muscular.
4. Mayor riesgo de incontinencia urinaria: debido al debilitamiento de los músculos del suelo pélvico, las mujeres fumadoras tienen un mayor riesgo de experimentar incontinencia urinaria, especialmente durante actividades que aumentan la presión abdominal, como toser, reír o levantar objetos pesados.
5. Prolapsos de órganos pélvicos: fumar también puede aumentar el riesgo de prolapsos de los órganos pélvicos, haciendo que los órganos pélvicos desciendan y se desplacen hacia la vagina. Un problema que puede llegar a ser particularmente preocupante durante el embarazo y el parto, cuando el suelo pélvico se somete de por sí a un gran estrés.
¿Cuáles son los efectos del tabaco en la salud reproductiva?
Fumar también está estrechamente relacionado con diversas complicaciones en la salud reproductiva, desde trastornos menstruales hasta dificultades para concebir y complicaciones durante el embarazo.
1. Fertilidad y menopausia precoz: el tabaco acelera la disminución de la reserva ovárica, reduciendo la calidad y cantidad de óvulos que pueden ser fecundados, lo que puede dar lugar a problemas de fertilidad. Pero además, puede aumentar el riesgo de menopausia precoz, alterando considerablemente el ciclo reproductivo natural.
2. Embarazo y complicaciones: los químicos del tabaco pueden atravesar la placenta y perjudicar el desarrollo fetal. Pero además, aumenta el riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro y complicaciones graves para el feto, como el síndrome de muerte súbita infantil (SMSL).
3. Salud menstrual: debido a las alteraciones que el tabaco produce sobre las hormonas, las mujeres fumadoras suelen experimentar más trastornos menstruales que las no fumadoras, como ciclos irregulares, amenorrea (ausencia de la menstruación) y dolor menstrual intenso (dismenorrea).